Trabajadores con cascos en una obra, fecha y lugar desconocidos. Fuente: Pexels.com, archivo de fotos libres de derechos de autor
La migración, desde un punto de vista europeo, está relacionada a menudo con pateras hacinadas, gente saltando vallas, imágenes horribles de naufragios y las acciones supuestamente heroicas de algunas personas (blancas) y ONGs (europeas). Como red que apoya a la gente en el mar, nuestro trabajo diario como Alarm Phone implica también confrontar esos momentos de vida y muerte en el mar. Sin embargo, este enfoque dónde lo horrible se vuelve lo normal corre el riesgo de desviar la atención de la explotación en el día a día y del sufrimiento al que están sometidas las personas en tránsito. Es por esto que hemos decidido dedicar este informe a una forma especialmente flagrante de explotación cotidiana: cómo las sociedades de acogida y tránsito explotan y se benefician de la fuerza de trabajo migrante.
Los próximos capítulos retratan pues la explotación laboral en el estado español, en diferentes regiones de Marruecos y Argelia. El informe muestra cuánto son de parecidas las condiciones y mecanismos de explotación a ambos lados del Mediterráneo (y del Atlántico). El capitalismo explota y se beneficia del hecho de que ciertos grupos estén marginalizados y sin documentación, se enfrenten a la barrera del idioma, y tengan un acceso limitado a la protección legal. A través de las regiones, podemos observar lo ridículamente poco que se paga a les trabajadores migrantes, desde 150€ a, en raras ocasiones, 500€ al mes. (Si tienes papeles, puedes llegar a tener un contrato y así trabajar en mejores condiciones). Es impactante como la gente en tránsito no recibe necesariamente mucho más dinero una vez que llegan a Europa. En el estado español, se pasa un promedio de 7.5 años hasta recibir un permiso de residencia, y con un estatus de más vulnerabilidad. Es un periodo donde se cobra menos, y abundan el abuso y la violencia.
Sea en el estado español, argelino, marroquí o cualquier otro país, les trabajadores migrantes cobran mucho menos que la población local, encontrándose en un intervalo entre el 30% y el 60% menos (y en algunos casos extremos de trabajos forzados, sin remuneración alguna). Además, la gente en tránsito trabaja habitualmente en sectores que requieren trabajar duro: construcción, agricultura, mercados, cocina, limpieza, trabajo en la fábrica y, por supuesto, en el sector informal. Sólo una pequeña parte goza de condiciones de trabajo (un contrato, previsiones de salud y seguridad, salarios adecuados) que cubra los requisitos legales estipulados por las leyes laborales locales o que puedan considerarse dignos. Además, las mujeres (y toda persona que no sea un hombre cis) vivencian formas específicas de explotación. Las mujeres ganan menos que los hombres y están expuestas con más frecuencia al acoso sexual. Cuando están “empleadas” como trabajadoras domésticas, son especialmente vulnerables a la violencia y el abuso, como expone sucintamente un informe publicado por la asociación ALECMA en 2016:
“Muches de les empleadores modifican los términos de las condiciones de trabajo pactadas verbalmente, las horas de trabajo no respetan la norma. Quienes viven con su empleador/x trabajan más de 8 horas diarias. Trabajan sin descansos, viven con insultos, sufren el maltrato y a veces violaciones. […] Además hay desprecio, racismo, discriminación, ausencia de un contrato escrito, falta de seguridad social y una mezcla de tareas por cumplir.”
Muchas mujeres migrantes son explotadas sexualmente, bien durante el trabajo o como una estrategia generalizada de entrada de ingresos. Asumimos que la mayor parte del trabajo sexual realizado por personas migrantes (o personas de otro género) es de hecho prostitución forzada, bien porque es de hecho la única forma de sobrevivir o debido al uso de la fuerza física/psicológica, por lo que no puede considerarse trabajo, entendido este como estrategia económica deliberada individual. No queremos omitir estas formas de explotación, por lo que hemos incluido algunos datos en este análisis, aunque queremos enfatizar que el tráfico de personas, la explotación sexual y la prostitución forzada son algo aparte de la explotación laboral y no vamos a poner el foco en ello en este análisis.
Desde Alarm Phone, no podemos sino estar en contra la explotación sexual, laboral, o cualquier otro tipo explotación de grupos vulnerables, incluyendo, por supuesto, a las personas en movimiento. Creemos que la lucha contra las fronteras y por la libertad de movimiento incluye luchar contra las estructuras capitalistas que crean gran parte de la miseria detallada en este análisis. Las horribles condiciones de trabajo pueden ser resultado de conductas individuales poco éticas (por ejemplo por parte de un agricultor racista en Andalucía, o el codicioso propietario de una fábrica en Marruecos), pero la enorme ganancia del trabajo migrante a bajo precio suele acabar en grandes corporaciones internacionales, como grandes cadenas de agroindustria, fabricantes de coches en Europa, compañías de pesca chinas, etc. Cuando observamos desde un punto de vista crítico la explotación del trabajo migrante en el norte de África, debemos tomar conciencia de que el beneficio de estas formas de explotación desembocan en las sociedades europeas. Debido a su localización geográfica, este análisis se focaliza fundamentalmente en la explotación laboral en el estado español, pero se pueden encontrar los mismos mecanismos en cualquier país europeo. Les europeoas (occidentales, acaudalades) quieren comprar verduras baratas en sus supermercados y relajarse en camas recién hechas en modernos hoteles durante sus vacaciones y esta necesidad se satisface a ambos lados de la frontera en detrimento de las personas en movimiento.
2 Travesías por mar y estadísticas
Según las estadísticas de la ONU, 9.420 personas llegaron a España a través de las rutas no oficiales entre finales de junio y principios de octubre de 2022. Contrariamente a la tendencia observada en nuestros últimos informes, la mayor parte se dirigió a la España peninsular (5.754), mientras que 3.666 personas llegaron a través de la ruta atlántica a las Islas Canarias. A todas ellas les deseamos una calurosa bienvenida y les enviamos mucha fuerza para continuar la lucha por la libertad de circulación y la libertad de establecer sus hogares en lugares sin que estos derechos se les nieguen continuamente.
En general, la inmigración desde Marruecos y el Sáhara Occidental a las costas españolas es ahora menos intensa que antes. El periódico español El Paísatribuye este descenso a la reanudación de las relaciones entre Marruecos y España, tras el apoyo del gobierno de Sánchez al plan de autonomía marroquí para el Sáhara Occidental anunciado el 18 de marzo. Este plan fue rechazado simultáneamente por Argelia, lo que provocó una ruptura diplomática y un fuerte aumento de las salidas desde las costas argelinas hacia Baleares y la costa andaluza.
Experiencias de Alarm Phone
En total, Alarm Phone ha estado en contacto con 128 embarcaciones en las rutas del Mediterráneo Occidental y el Atlántico desde finales de junio hasta principios de noviembre de 2022. De ellas, 75 habían embarcado en la ruta canaria.
En los meses de verano de julio y agosto, Alarm Phone atendió 45 casos, 29 en la región atlántica y 16 entre el norte de Marruecos y la España peninsular. De ellos, 16 embarcaciones fueron interceptadas por la Marine Royale; en uno de los casos desaparecieron 18 personas. Uno de los casos se trataba de cuatro embarcaciones, de las cuales dos fueron interceptadas y las otras dos hicieron boza (“victoria”, palabra bambara para referirse a las llegadas con éxito). Otras 21 embarcaciones fueron rescatadas o hicieron boza hacia España. En dos de esos casos se utilizaron motos acuáticas como medio de transporte. Trágicamente, en uno de los casos murieron una mujer y un niño. En otro caso, cuatro personas siguen desaparecidas y se sospecha que han muerto.
Septiembre y octubre fueron aún más ajetreados que el verano. Durante estos meses, Alarm Phone recibió alertas de 74 embarcaciones en las rutas del Mediterráneo occidental y el Atlántico. De ellas, 29 fueron probablemente rescatadas con destino a España. En un caso, se interceptó una embarcación y se la devolvió a Boujdour; se encontraron tres personas muertas a bordo.
En total, de julio a octubre, en tres casos las personas regresaron a Marruecos por sus propios medios. Lamentablemente, en uno de ellos las personas se perdieron en el desierto. Tuvimos que cerrar varios casos sin tener una idea clara del desenlace final. Una embarcación procedente de Senegal con 40 personas a bordo sigue igualmente desaparecida. Nuestros corazones y pensamientos están siempre con aquellas que desaperecen en el mar y con sus seres queridos.
3 Cómo se beneficia Europa de la mano de obra inmigrante barata: el ejemplo del Estado español
La legislación española sólo permite iniciar un proceso de regularización dos años después de documentar su llegada. Pero las estadísticas muestran que existe un promedio de siete años y medio en situación irregular antes de que poder regularizar la estancia. Durante este tiempo, lo más probable es que las personas sean explotadas laboralmente y no tengan ningún tipo de protección social. Además, es probable que su situación de residencia esté condicionada a su contrato de trabajo. Durante la pandemia de Covid, mucha gente perdió su trabajo y con él su permiso de residencia en el Estado español. Muchas personas volvieron a caer en situaciones administrativas irregulares. En casos extremos, esto afectó a personas que llevaban 30 o 40 años viviendo en España y con familia asentada.
Es importante recordar que un porcentaje muy elevado de migrantes llega al Estado español en avión, en su mayoría procedentes de países de América del Sur y Central. Más de la mitad son mujeres. Llegan con visados de turista para tres meses o con la invitación de un familiar. Sólo el 4% procede del continente africano, en pateras, sin visado. A estas personas les llevará más tiempo encontrar trabajo, porque primero pasarán meses en campamentos antes de que se les permita salir y finalmente buscar un empleo. La barrera del idioma también es importante. A diferencia de las personas procedentes de Sudamérica y Centroamérica, es poco probable que los africanos hablen español cuando llegan por primera vez. Esto aumenta su vulnerabilidad, ya que no pueden discutir las condiciones de empleo, negociar con el empleador/a o luchar por sus derechos en caso de abuso.
3.1 Formas de explotación y sectores en todo el país
Las condiciones precarias y las relaciones laborales abusivas son, por desgracia, una realidad demasiado presente. La falta de acceso a la información sobre tus derechos y el miedo a ser detenido y/o deportado son las razones más comunes por las que la gente no denuncia la explotación laboral.
Según un estudio realizado entre septiembre y diciembre de 2020 en Tenerife por Daniel Buraschi, Natalia Oldano y Dirk Godenau, más de la mitad de los entrevistados consideraban que tenían peores condiciones laborales que la población asentada. Trabajar sin contrato, más horas, ganar menos dinero, realizar tareas que no forman parte de la descripción del puesto son algunas de las formas más comunes de abuso. Aunque las conclusiones del estudio reflejan la realidad de un lugar de llegada concreto, otros datos muestran que la explotación de las personas migrantes (indocumentadas) es una característica universal de la economía española. La vulnerabilidad resulta también más aguda en el caso de las mujeres. El estudio mencionado muestra que las mujeres migrantes son objeto habitual de humillaciones y acoso psicológico y sexual; una capa adicional de vulnerabilidad asociada sobre todo al trabajo en los sectores de la hostelería y los cuidados.
Los periódicos de los últimos meses han publicado ejemplos concretos de explotación de las mujeres migrantes. En el sector de los cuidados domésticos se ha obligado a las mujeres a trabajar sin descansos ni vacaciones, siete días a la semana. Otra investigación descubrió violaciones y acoso sexual generalizado. En este caso, el empleador criminal era el propietario de una agroindustria que también actuaba como una especie de agente para otros y amenazaba a las empleadas con la deportación para que volvieran al lugar de trabajo después de haberlas violado.
Otro sector en el que la explotación laboral de las personas migrantes se ha hecho visible a través de varios estudios y de la investigación de los medios de comunicación de todo el mundo es el de la agricultura y la ganadería. Huelva, Murcia y Lleida son las tres zonas de España más tristemente célebres por sus prácticas. En estas regiones, el abuso y el desprecio por los derechos humanos y el medio ambiente pueden considerarse sistémicos. La industria de los mataderos en todo el Estado español es famosa por sus prácticas laborales repugnantes y explotadoras. La Organización Internacional del Trabajo calcula que 12 millones de los 169 millones de trabajadores migrantes internacionales están empleades por empresas agrícolas en todo el mundo. También cree que el 61,2% de todos los trabajadores agrícolas de la UE tienen un empleo informal. En un contexto de acentuada competencia mundial, la agricultura industrial ha recurrido a la mano de obra migrante como mano de obra más barata y fácil de explotar. Se calcula que el 27% de la mano de obra agrícola del mercado laboral español es de origen extranjero, mientras que las personas migrantes sólo representan el 11% de la población del país.
Un informe del Defensor del Pueblo de 2019 sobre la contribución de las personas migrantes a la economía española concluye que la población migrante está empleada predominantemente en los sectores de la hostelería, la agricultura, la construcción y el comercio. Les migrantes procedentes de países más pobres tienden a estar empleades en trabajos poco cualificados en los que ganan de media un 56% menos que las personas españolas. Los análisis también demuestran que alrededor de la mitad de las personas trabajadoras migrantes (procedentes de países más pobres) en el Estado español han terminado la escuela secundaria o tienen un título universitario y, de hecho, están cualificadas para trabajar en puestos superiores y mejor remunerados.
3.2 Cambios en la legislación y discursos erróneos sobre la migración
En julio de 2022, el Gobierno español modificó la ley de inmigración con el objetivo de facilitar a los empresarios la contratación de mano de obra en sus países de origen y regularizar a las personas migrantes que ya se encuentran en el territorio por motivos laborales. Según el ministro de Migración, José Luíz Escrivá, el objetivo de la reforma es formalizar la economía “sumergida” y someterla a la fiscalidad y la legislación laboral, así como hacer frente a la escasez de mano de obra en determinados sectores como el transporte, la construcción, la hostelería y el mercado digital. Una de las medidas tomadas es la creación de un nuevo mecanismo que permite conceder un permiso de residencia a quienes lleven más de dos años en situación irregular sobre la base de un aprendizaje en ocupaciones necesitadas de mano de obra. Esto demuestra claramente que cualquier campaña de regularización dirigida por el gobierno sólo pretende satisfacer las necesidades del mercado laboral.
Los esfuerzos legales para abordar la migración laboral de forma pragmática se complementaron recientemente con una campaña liderada por la sociedad civil en apoyo de una Iniciativa Legislativa Popular (ILP) bajo el lema “Regularización Ya”. Se trata de un planteamiento radicalmente distinto al adoptado por el Gobierno español en sus recientes cambios legislativos. El objetivo de la iniciativa es recoger 500.000 firmas de la ciudadanía española en todo el Estado, para regularizar aproximadamente al mismo número de personas migrantes en situación irregular, independientemente de su cualificación laboral u otros criterios. La fecha límite para presentarla es el 23 de diciembre de 2022. De conseguirlo, la propuesta de ley tendría que debatirse y examinarse en el Congreso.
En cuanto a la seguridad social, las personas migrantes contribuyen más al sistema de bienestar de lo que reciben de él. Este hecho es ignorado o manipulado por los partidos de todo el espectro político. Los estudios de los sindicatos de trabajadoreas CCOO y CGT concluyen que las personas migrantes aportan alrededor del 10% de todas las cuotas de la seguridad social. Las personas que se desplazan suelen hacerlo cuando son jóvenes y tienden a regresar a su país de origen antes de jubilarse. No sólo hacen más que su parte del trabajo esencial, cocinar, limpiar, cuidar, cultivar, eliminar residuos, etc., sino que sus salarios alimentan el sistema estatal de pensiones del que acaba beneficiándose menos del 1% de la población migrante.
Durante las crisis económicas, las personas migrantes se ven empujadas a una mayor vulnerabilidad, ya que su estatus administrativo viene determinado por la ocupación. Además, las personas migrantes irregulares no tienen acceso a la seguridad social y a menudo se ven obligadas a migrar de nuevo cuando las dificultades económicas se convierten en una amenaza existencial.
Al negar los derechos básicos de cualquier otre ciudadane, la legislación estatal permite que empresaries les exploten. El Estado actúa como el escuadrón de matones que te mantiene a raya. Existe la amenaza, siempre presente y a menudo articulada, de perder la vivienda, la posibilidad de enviar remesas a la familia o la esperanza de que tus familiares puedan reunirse contigo en un momento dado. Detrás de todo esto está la amenaza y el mecanismo de la deportación. El discurso político que pretende presentar la migración como creadora de una competencia laboral intensificada o agotadora de los limitados recursos para el bienestar público no está respaldado por datos empíricos. Estos debates populistas tienden a desviar la atención de los problemas económicos reales, como el bajo salario mínimo y las políticas fiscales austeras. Se utiliza a las personas migrantes como chivos expiatorios. Esto distorsiona la realidad: debido a la explotación a gran escala de la mano de obra migrante en las sociedades europeas, las personas que se desplazan no son en realidad una “amenaza” para la prosperidad de las sociedades europeas, sino más bien una mercancía de la que Europa se beneficia.
4 La explotación de la mano de obra migrante en Marruecos y en torno al Atlántico
Les habitantes de las comunidades subsaharianas tienen un dicho: “Para comer el dinero marroquí, hay que sufrir”, en francés: “Pour manger l’argent marocain, il faut souffrir”. La sociedad marroquí presenta grandes desigualdades: las élites gozan de muy buena posición económica, mientras que gran parte de la población (especialmente la rural) se encuentra en situación de pobreza. Dos tercios de la población marroquí que desea (o se plantea) emigrar lo haría por motivos económicos. Evidentemente, la situación económica es aún peor para las personas migrantes africanas negras, que ya de per sé se sitúan en situación de vulnerabilidad, condición que facilita su explotación y control. Los sindicatos marroquíes no suelen tener la capacidad para luchar por los derechos de las personas en movimiento. El sindicato de trabajadores migrantes ODT-TIM (Organisation Démocratique du Travail – Travailleurs Immigrés au Maroc) se fundó en 2012 con este fin específico, pero parece estar inactivo en la mayoría de las regiones del país fuera de la capital.
La explotación de la mano de obra migrante en Marruecos y el Sáhara Occidental se produce en aproximadamente cinco categorías. Cabe destacar que muchas personas se mueven entre estas diferentes formas de empleo mientras sortean los obstáculos burocráticos de la inmigración y el racismo contra las personas negras en Marruecos. Por ejemplo, muchas personas tienen dificultades para renovar su tarjeta de residencia. Una de las razones es que se requiere un contrato de trabajo formal, pero es difícil acceder a un empleo formal si su color de piel es negro. Las personas negras, incluso con estatuto de residencia, tienden a trabajar en las grandes economías informales de Marruecos. Pero sin estatus legal de residencia, es aún más difícil conseguir un empleo formal. Este círculo vicioso crea la profecía autocumplida de que si eres una persona negra, estás fuera de la ley. Deja a las personas “migrantes” especialmente expuestas a la explotación. Es un ejemplo paradigmático de racismo institucional.
1) Empleadas sin papeles (trabajo informal)
Les trabajadores que no tienen documentación, no disfrutan de derechos laborales ni de condiciones de trabajo decentes. Ganan entre 50 y 100 DH (4 y 9 euros) al día (véanse las secciones de Tánger, Oujda y Atlántico). Aunque les empleadores siguen siendo responsables de los salarios impagados según la legislación laboral marroquí aunque contraten a trabajadores indocumentados, muchas personas temen perder su empleo o algo peor si presentan denuncias ante las autoridades. Incluso si lo hacen, muchas se muestran escépticas sobre la eficacia de las denuncias oficiales para mejorar su situación. La situación de las mujeres es especialmente grave, puesto que suelen trabajar como empleadas domésticas, donde a menudo sufren abusos sexuales. De hecho, esto también puede afectar a los jóvenes trabajadores varones que trabajan como peones agrícolas. Según el informe ALECMA, existen grandes diferencias entre el código laboral marroquí y la realidad del trabajo doméstico. En general, el trabajo en esta categoría está muy mal pagado, es muy exigente y físicamente agotador. No es de extrañar que lo realicen sobre todo las personas con menos opciones.
2) Empleadas con papeles (trabajo formal)
Sólo un pequeño porcentaje de personas africanas negras consiguen trabajar en empleos con contrato y mejores salarios. Esto puede significar un empleo en una asociación, normalmente relacionada con la migración o los asuntos sociales (véanse las secciones de Oujda y Tánger). Otra posibilidad muy extendida, sobre todo en las grandes ciudades (Casablanca, Rabat), son los centros de llamadas: en torno al 30-40% de sus empleades proceden de comunidades subsaharianas; suelen trabajar para empresas internacionales o francesas. Algunos centros pagan tan sólo 2000 DH al mes, otros hasta 4000 DH. Sin embargo, como informan miembros locales de Alarm Phone, a menudo no se remuneran las horas extraordinarias, ni las vacaciones pagadas, ni se cotiza a la seguridad social. También es posible que los salarios no se paguen a tiempo o no se paguen en absoluto, sobre todo cuando el permiso de residencia ha caducado. Otra forma común de explotación es que las personas sean forzadas a trabajar como “becarias”. En esta situación se mantiene en lo más bajo del escalafón en cuanto a salario y condiciones mientras se realiza el mismo trabajo que sus camaradas menos explotades.
3) Trabajo por cuenta propia en el sector informal
Muchas personas que se desplazan trabajan en el sector informal, por ejemplo vendiendo productos en los mercados, creando un pequeño negocio informal o como vendedores ambulantes. Esto ocurre sobre todo en las grandes ciudades, como Tánger, Rabat y Casablanca, y en lugares turísticos como Fez, Mequinez y Marrakech. En este tipo de trabajo, es más que probable que sufras violencia policial y ataques racistas (véanse las secciones sobre Tánger y el Atlántico).
4) Mendicidad
No siempre es posible encontrar trabajo en la economía sumergida (véase la sección de Nador). La mendicidad en la calle es a menudo la única opción que queda. Lo ejercen sobre todo mujeres y es un trabajo muy duro, propenso a los abusos racistas y a la violencia.
5) Trabajo forzado y trata de seres humanos
A algunas mujeres las engañan para que vengan a Marruecos con el pretexto de ayudarlas a viajar a Europa. A su llegada, las alojan juntas y aisladas, las obligan a cocinar y limpiar durante el día y a ejercer la prostitución por la noche (véase la sección de Oujda).
4.1 Tánger: las posibilidades económicas son escasas
Persona trabajando como vendedor ambulante en los mercados de Tánger, octubre de 2022. Fuente: AP Tánger
No hay muchos empleos para las personas africanas negras sin residencia legal en Tánger, una situación difícil que se ve agravada por las continuas detenciones callejeras y deportaciones al margen de la ley. Pero les desplazades crean sus propias iniciativas de autoempleo: por ejemplo, revender teléfonos, montar puestos de comida de sus países de origne, trabajar como artistas. Existen algunas iniciativas oficiales de financiación para nuevas empresas dirigidas a personas migrantes a través de algunas ONG de la ciudad, pero a menudo sólo se conceden a personas con estatuto de residencia y/o legalmente registradas como autónomas. En consecuencia, los grupos e individuos, o las asociaciones de la comunidad migrante a veces se ayudan mutuamente con financiación o regalos en especie o siendo mecenas y clientes habituales. También se informan mutuamente sobre las oportunidades locales de trabajo, de negocio y de regularización de la situación legal, sobre todo porque ambas cosas suelen ir unidas.
Las mujeres suelen trabajar muchas horas en tareas domésticas muy agotadoras (cocinar, limpiar, cuidar la casa, etc.) por, como mucho, el salario mínimo mensual oficial en Marruecos, 2.500 DH (225 euros). El salario no suele pagarse y es habitual trabajar más de 10 horas diarias sin descansos. A veces, las personas trabajadoras domésticas viven con sus empleadores y están siempre a su disposición siempre que se les necesita. Muchas realizan este trabajo sin un contrato oficial. Algunas mujeres prefieren mendigar a trabajar en esas condiciones, otras trabajan en las llamadas “formaciones” temporales. Este trabajo se califica de “caridad” para ayudar a las personas migrantes negroafricanas a encontrar empleo, “aprenden” a hornear pasteles desde las 08:30 hasta las 17:00 todos los días y les pagan 500 DH por dos semanas de trabajo a jornada completa, con sanciones por llegar tarde.
Los hombres migrantes suelen tener aún menos oportunidades de trabajo y, por lo general, también ganan menos con la mendicidad. Algunos van a las obras por la mañana para intentar ganar entre 60 y 80 DH por un día entero de duro trabajo manual. Algunos barren las calles del centro de Tánger, contratados por las autoridades locales. Otros venden frutas y verduras por cuenta de los marroquíes, pero para ello hay que saber hablar árabe marroquí, entregan los beneficios y cobran entre 50 y 100 DH al día. Algunos trabajan de forma intermitente en fábricas textiles en función de las necesidades de trabajo puntuales. A menudo, piden limosna y a cambio se les ofrecen trabajos esporádicos mal pagados. Por ejemplo, un hombre sacaba a pasear un perro todos los días por 500 DH al mes, sólo para que luego le pidieran también que hiciera trabajos de jardinería sin cobrar más. A otro le llamaban de la calle para limpiar un restaurante cuando lo necesitaban, pero le hacían trabajar con productos químicos tan tóxicos que acababa con cortes y quemaduras. “Sólo dan los trabajos realmente duros, los que los marroquíes no pueden hacer”, explica un activista de Alarm Phone de Tánger. “Son los empresarios los que se benefician”, insiste otra activista de Alarm Phone y ex trabajadora doméstica. “Sus salarios [los de las personas negras africanas indocumentadas] no se corresponden con sus servicios. Aquí se trabaja mucho por muy poco dinero”.
4.2 Masacre y explotación laboral en los alrededores de Nador y Melilla
87 personas están siendo criminalizadas tras el baño de sangre del 24 de junio que se conoció como la “Masacre de Melilla”. Según nuestros contactos, al menos 40 personas murieron y centenares resultaron heridas en la valla fronteriza de la colonia española de Melilla (para más información, véase el informe en profundidad de Caminando Fronteras).
Los detenidos están siendo divididos en seis grupos y procesados en el tribunal de Nador. Hasta el momento, las condenas oscilan entre los ocho meses y los tres años de cárcel. Según la asociación AMDH Nador (Association Marocaine des Droits Humains), que sigue de cerca las sesiones en el tribunal, éste ya ha dictado sentencias que suman 221 años de cárcel. Las elevadas penas son probablemente un intento de disuadir futuras movilizaciones en la valla fronteriza. Pero los verdaderos criminales son, obviamente, las autoridades españolas y marroquíes, cuya estrecha colaboración propició la masacre del 24 de junio. También permitió la ilegal devolución en caliente de 470 personas desde territorio español al marroquí, así lo confirma el informe oficial del Defensor del Pueblo español.
Muchas personas siguen desaparecidas tras la “masacre de Melilla” y muchos familiares siguen buscando a sus seres queridos, pero tienen dificultades para obtener un visado para viajar a Marruecos e investigar su paradero in situ. La AMDH de Nador está intentando ayudar en la búsqueda publicando fotos de los desaparecidos en su página de Facebook y publicando los nombres de las personas en paradero desconocido que han sido enviadas a prisión. Es triste que las familias se sientan aliviadas al encontrar el nombre de su familiar entre los condenados, ya que el temor más profundo es que su ser querido se encuentre entre las víctimas anónimas de los letales hechos del 24 de junio. Sólo 23 de las personas implicadas han sido nombradas y reconocidas como muertas por los tribunales marroquíes, pero muchas más fueron enterradas sin la debida identificación y muchas otras siguen desaparecidas. Esto sugiere que el número real de muertos durante la masacre fue mucho mayor.
Desde los sucesos del 24 de junio, las autoridades han intentado una y otra vez alejar a las personas exiliadas de la frontera con España. El 16 de octubre, por ejemplo, atacaron repentinamente un campamento formado principalmente por sudaneses en el sur del Gourougou. Las fuerzas marroquíes llegaron a las 4 de la mañana, mientras todos dormían, y detuvieron a 17 personas.
Trabajo migrante en Nador
A diferencia de Rabat y Casablanca, la región de Nador no es una zona donde las personas africanas negras vayan a trabajar, van a cruzar el mar y como en todas las zonas fronterizas, la represión sobre las no marroquíes es mucho mayor. Apenas hay posibilidades laborales en el mercado oficial para personas en movimiento en Nador y alrededores. “La mendicidad, ese es el trabajo más común en Nador” (“La mendicité, c’est le travail le plus reconnu à Nador”) comenta un contacto local. Explica que los trabajos oficiales sólo son posibles con un permiso de residencia válido expedido por la ciudad de Nador, el cual es muy difícil de conseguir. La mayoría de las personas desplazadas malviven ilegalmente en los alrededores de Nador y la mendicidad es su forma de sobrevivir. Otra opción, es ganar algo de dinero vendiendo productos de distintos países africanos. A pesar de las dificultades mencionadas, algunas personas consiguen encontrar trabajo oficial a través de las ONG o en la hostelería. Con las ONG, la gente puede ganar entre 2500 DH (~225 €) y 8000 DH (~720 €), los restaurantes pagan 1800-2500 DH. Si los contratos de trabajo son oficiales, pueden acudir a los sindicatos de trabajadores en caso de sufrir explotación laboral. Si el contrato no es oficial, se enfrentan a la imposibilidad de ejercer sus derechos o a perder su fuente de ingresos, por baja que sea.
4.3 Oujda y la zona fronteriza argelina: modelos económicos diferentes, formas de explotación similares
En la región de Oujda y en la región oriental de Marruecos en general, existen dos tipos de trabajo para la población migrante.
Existen algunos empleos en asociaciones locales que trabajan en el ámbito de la migración para personas con papeles. Se trata sobre todo de trabajos sanitarios o de apoyo a la comunidad que consisten en acompañar a las personas de las comunidades migrantes a hospitales o servicios sociales, otras distribuyen donativos y empleos en apoyo social y actividades de ocio. La mayoría de les trabajadores no tienen contratos de trabajo propiamente dichos, en su lugar, se les contrata como “voluntaries”. La remuneración es muy baja, oscilando entre 1.500 DH (unos 135 euros) y 5.400 DH (unos 485 euros). Los salarios más altos sólo se dan en algunos casos muy concretos en los que alguien ha desempeñado la misma función durante años previamente. Últimamente ha habido noticias de puestos con un buen salario en asociaciones locales, pero son casos muy raros.
Los puestos de trabajo en centro de llamadas son corrientes. Para beneficiarse de la mano de obra barata, muchas empresas francesas subcontratan sus servicios postventa a empresas marroquíes. Muches nacionales marroquíes -dependiendo de su clase social, claro- tienen mejores opciones, así que son sobre todo estudiantes migrantes quienes compaginan el trabajo con sus estudios. Los salarios son muy bajos, por lo que en general la gente trabaja durante periodos puntuales.
Las personas sin papeles encuentran oportunidades en el sector informal, trabajando en los mercados, realizando múltiples labores, desde vender verduras hasta cargar mercancías. Suele ser un trabajo duro que les ciudadanes marroquíes generalmente no quieren hacer a falta de una opción mejor, el mismo fenómeno que observamos en las sociedades europeas. Las mujeres encuentran trabajo limpiando casas y tiendas. Los hombres pueden encontrar trabajo en el campo o lavando coches, incluso lavando alfombras y llevándolas a secar, trabajo muy duro físicamente. Otros pueden trabajar como mecánicos, trabajo cualificado y exigente pero no bien pagado. Como en todas las situaciones de trabajo informal, se corre el riesgo de que el jefe se niegue a entregar la paga. No existe ningún mecanismo legal para obligar al empleador a pagar y cualquier interacción con las autoridades conlleva el riesgo de detención. Las formas de explotación son varias, desde recibir un salario inferior a lo acordado sin posibilidad de reclamación al carecer de contrato que respalde su palabra. Miembros de Alarm Phone locales ilustran esta situación de la siguiente manera:
“Tres personas migrantes consiguieron trabajo en un campo muy alejado del centro de la ciudad, sin transporte para llegar hasta el lugar de trabajo. El jefe les llevaba y trabajaban desde las 6 de la mañana hasta las 6 de la tarde sin comer, para finalmente echarles sin dinero y teniendo que volver a pie al centro de la ciudad. Otro caso reportado es el de una persona migrante que trabajó durante un mes en un lavadero de coches, el jefe le dio todo el trabajo duro, como cargar las pesadas alfombras mojadas. Al final, el jefe se negó a pagarle y lo echó.”
Muchas mujeres que trabajan en casas trabajan en condiciones muy duras y por un salario muy bajo, la mayoría de las veces no reciben su salario a final de mes.
Un tercer tipo de explotación laboral es el trabajo forzado. Si bien no es el modelo predominante de explotación económica, no deja de producirse. En la mayoría de los casos es organizado por personas que forman parte del negocio fronterizo sumergido, de redes de traficantes o que se aprovechan de personas vulnerables obligadas a relacionarse con los traficantes. Como ya informamos anteriormente, las mujeres y menores de edad pagan un precio mayor para pasar la frontera argelino-marroquí, convirtiendolas en personas especialmente vulnerables a trabajos forzados, aunque cualquiera que no pueda costearse el cruce está expuesta a esta forma de abuso. Algunas personas, especialmente mujeres (embarazadas) o con niñes y menores no acompañades, se ven obligadas a mendigar en las calles. Pueden ganar entre 100 y 200 DH al día, totalidad que es entregada al explotador para contribuir a lo que dicen ser el pago del alquiler, comida y deuda contraída por su viaje a Marruecos. En resumen, es una forma de trabajo en régimen de servidumbre en el que los jefes tienen un poder enorme. No exsite la posibilidad esconder parte de las ganancias ya que las pertenencias personales pueden ser registradas en cualquier momento.
Otra forma grave de explotación es la prostitución forzada. De nuevo, las víctimas son principalmente mujeres y jóvenes. No disponemos de mucha información al respecto ya que las mujeres y las estructuras que hay detrás siempre están bien escondidas y las mujeres explotadas de esta manera no permanecen mucho tiempo en Oujda. Podemos decir que existe un mercado grande y peligroso en el que, principalmente mujeres, son forzadas a mendigar por la mañana y ejercer la prostitución por la noche. Todas las ganancias van a parar a manos de la persona que las explota. No es en absoluto una elección propia. Poco después de su llegada a Oujda, las mujeres son llevadas a trabajar en Marrakech, Rabat, Casablanca o Agadir y luego algunas se marchan a Europa, pero a través de las mismas redes de explotación.
Otras personas son contratadas como limpiadoras o para realizar tareas domésticas. La mayoría son menores no acompañades, obligades a hacer todas las tareas domésticas, lavar los platos, ir a la compra, preparar la comida, limpiar la casa y lavar la ropa. A cambio, comen y no pagan alquiler, pero no hay salario. Las condiciones de vida son atroces, viviendo a veces en una habitación con más de 10 personas, trabajando todo el día.
4.4 Explotación de la mano de obra migrante en la ruta canaria
Travesías marítimas/situación general
Según las cifras del ACNUR, a 30 de octubre de 2022, 14.206 personas habían logrado llegar a Europa por la ruta canaria desde principios de año. En Alarm Phone acompañamos a 17 embarcaciones en julio, 21 en agosto, 22 en septiembre y 15 en octubre en esta peligrosa travesía. Damos la bienvenida a las Islas Canarias a todas y cada una de las personas que llegaron. De julio a octubre, el número de llegadas ha oscilado entre ninguna llegada en algunas semanas y casi 800 llegadas en la tercera semana de septiembre.
Las llegadas a las Islas Canarias se han desplazado ahora principalmente a las islas de Lanzarote y Fuerteventura. Las salidas tienden a producirse en el sur de Marruecos (Tan-Tan, Guelmim) o El Aaiún, en lugar de más al sur del Sáhara Occidental (Bojador, Dajla). El 57% de todas las personas llegan a estas dos islas orientales del archipiélago canario, mientras que sólo suponían el 46% y 10% en 2021 y en 2020. Las infraestructuras de Lanzarote no están preparadas para acoger a un gran número de personas y se vieron rápidamente desbordadas cuando, por ejemplo, a mediados de octubre llegaron a la isla más de 700 personas en pocos días. Esta falta de recursos ha sido denunciada por Manuel Capa, trabajador de Salvamento Marítimo y miembro del sindicato CGT, que reitera las reivindicaciones sindicales largamente expuestas: la necesidad de desplazar más embarcaciones de Salvamento a Canarias y de disponer de más medios para preparar los meses de invierno, cuando suelen producirse más llegadas. Desde Alarm Phone, apoyamos plenamente estas reivindicaciones políticas.
Otro cambio que parece haberse producido es un aumento de las salidas hacia Canarias desde el extremo norte de la ruta, ciudades como El Jadida, Casablanca, Salé o incluso Kenitra. Según el investigador marroquí Ali Zoubeidi, esto se debe a la securitización de los lugares de salida existentes más al sur. Según nuestra experiencia, las personas que parten de esas ciudades más al norte son casi exclusivamente de origen magrebí.
Si miramos hacia Senegal, al otro lado de los miles de kilómetros de playas que constituyen la zona de salida de la ruta, observamos otra tendencia: hay salidas frecuentes, pero a menudo son interceptadas por la marina senegalesa (con la ayuda de Frontex). Miembros de Alarm Phone Dakar han tenido conocimiento de maniobras conjuntas entre Frontex y las armadas senegalesa y mauritana. Según sus fuentes, Frontex fleta embarcaciones privadas para patrullar las costas senegalesas y mauritanas y como resultado, varias embarcaciones fueron interceptadas en julio, agosto y septiembre.
Cayuco interceptado por la Marine Nationale senegalesa el 12 de julio. Fuente: AP Dakar
Un cayuco con unas 200 personas llegó al Sáhara Occidental, pero se hayó sin combustible para llegar a Canarias. Después regresaron a Senegal, donde las últimas 19 personas fueron recogidas en Saint-Louis. Sin embargo, a pesar de las numerosas intercepciones, sigue habiendo cayucos procedentes de Senegal que llegan a las Islas Canarias. El 22 de septiembre, 109 personas de un cayuco fueron rescatadas y trasladadas a Tenerife.
Explotación laboral de las personas migrantes en Canarias
En las Islas Canarias, como en cualquier otro punto turístico, la explotación de la mano de obra migrante es muy común en restaurantes y hoteles. Son innumerables las denuncias de personas exiliadas que no han cobrado por su trabajo en este sector. La construcción y la agricultura son los otros dos sectores más vinculados a la explotación de personas en movimiento, pero también venta ambulante en la calle o en las playas y en los puertos (carga o descarga de buques de carga, en los barcos de pesca, etc.). Por último, el sector de los cuidados, sector explotador de las mujeres migrantes en general. A menudo se encuentran en una situación desesperada porque tienen menores o adultos dependientes en casa, forzándolas a aceptar cualquier tipo de trabajo, incluso con precarias condiciones. La invisibilidad de su situación las hace especialmente vulnerables a cualquier tipo de abuso.
Una abogada asentada en Tenerife resume la situación actual de la siguiente manera:
“Estamos llegando a niveles de explotación cercanos a la esclavitud. Cada vez tengo más casos de personas que básicamente trabajan a cambio de un techo y algo de comida, como el de tres jóvenes que están trabajando muchas horas en una panadería todos los días, desde las 4 de la mañana sin hora fija de salida. Uno de ellos tiene papeles, por lo que tiene un contrato, pero las condiciones de trabajo son las mismas que para los otros dos. Su empleador les da 180 euros al mes. Pero como les dejan quedarse en un pequeño salón al lado de la panadería, durmiendo en colchones en el suelo, todos en la misma habitación, una parte de esos 180 euros se les retiene como pago del alquiler”.
Aunque las condiciones de trabajo en las Islas Canarias pueden ser difíciles para muchas comunidades o grupos de inmigrantes diferentes, las personas negras sufren a menudo una forma específica de discriminación, como ilustra la abogada con otro ejemplo:
“Hablé con un hombre de Senegal, un obrero cualificado de la construcción que lleva viviendo aquí treinta años. Trabajaba en la construcción de un centro comercial. La empresa necesitaba acelerar la apertura, así que los trabajadores tuvieron que trabajar muchas horas extra durante semanas, mucho más de las cuarenta horas semanales permitidas oficialmente. Esas horas extra se compensaron, no oficialmente, por supuesto, pero se han pagado a todos los trabajadores excepto a los tres negros del equipo”.
Explotación de la mano de obra migrante en el sur de Marruecos y Sáhara Occidental
La situación económica en el Sáhara Occidental y el sur de Marruecos es calamitosa para gran parte de la población. La tasa de desempleo en El Aaiún ronda el 60%, y es mucho mayor en las comunidades migrantes. Miembros de Alarm Phone Laayoune estiman que sólo el 5% de todos la población migrante de la zona tienen ingresos regulares, con salarios bajos, menos de 100 DH/día, el equivalente a 9 euros. En comparación, las personas trabajadoras marroquíes cobran entre 120 y 130 DH/día. Los empleadores retienen los salarios y resulta difícil reveindicar derechos, ante la ausencia de sindicatos en la región que represente los derechos de les trabajadores migrantes. En ocasiones, la mediación entre empleador y empleade es asumida por asociaciones culturales o comunitarias.
Las condiciones en los sectores en los que se encuentran oportunidades laborales, la construcción, la agricultura, la ganadería (por ejemplo, pastoreo de camellos en el desierto), la congelación y envasado de pescado en fábricas, son duras.
En el sector informal, es frecuente los trabajos en comercio ambulante, vendiendo mercancías en los mercados (pinturas, lociones corporales, joyas y accesorios, teléfonos móviles), estando aún más expuestas a la continua violencia policial. Miembros de Alarm Phone Laayoune subrayan que la frecuencia de las redadas no deja de aumentar, la policía asalta las casas de migrantes en plena noche o en las calles y mercados para luego desplazarlos por la fuerza. En Tan-Tan ha habido algunos casos de éxito en impedir que la policía entre en los apartamentos de los migrantes con la ayuda de la vecindad, pero el trabajo en la calle sigue siendo un factor de riesgo.
Las mujeres suelen trabajar como mendigas, pidiendo dinero en plazas públicas, delante de mezquitas, etc. o en hogares como limpiadoras o cuidadoras por una remuneración muy escasa, sólo 1.500 DH/mes (135 euros). Cuando las mujeres trabajan como prostitutas, pueden ganar tan sólo 50 DH (4,50€) por cliente.
5 Argelia: Entre la necesidad de mano de obra barata y las políticas racistas hacia las personas negras.
5.1 Situación general
Como ya informamos en análisis anteriores, el marco legal represivo argelino (la ley de 2009 contra la “salida ilegal”) no ha impedido que aumente el número de cruces entre Argelia y España, sino que, por el contrario, está aumentando la criminalización. En estos últimos cuatro meses se han producido picos de cruces desde Argelia en lapsos de tiempo muy cortos. Por ejemplo, en sólo 48 horas, los días 20 y 21 de julio, 200 personas que habían partido de Argelia fueron rescatadas frente a las costas de Andalucía. A pesar de la mayor distancia entre la costa argelina y las Baleares, el archipiélago español también fue testigo de numerosas llegadas de ciudadanes argelines en el mismo periodo (unas 50 personas).
Entre el 10 y el 11 de septiembre, más de 500 personas llegaron al Estado español procedentes de Argelia, bien a Andalucía, bien a Baleares. Aunque todas estas personas pudieron llegar sanas y salvas al Estado español, en esta ruta migratoria se producen regularmente desapariciones y muertes. En agosto, dos embarcaciones que partían de Argelia naufragaron y 13 personas murieron en el mar. Nuestros pensamientos están con sus seres queridos.
5.2 Deportaciones de personas negras
Alarm Phone Sahara informa a menudo de deportaciones “no oficiales” de migrantes de Argelia a Níger. Las personas objeto de estas deportaciones masivas son principalmente africanas negras que trabajan y viven en Argelia, incluídas las que llevan años instaladas en el país. Las personas expulsadas en los convoyes “no oficiales” son abandondas siempre en el “Punto Cero” de la zona fronteriza entre Argelia y Níger, en pleno desierto, teniendo que caminar 15 kilómetros por el desierto para llegar a Assamaka, la primera ciudad nigerina más allá de la frontera argelina. La vida de las deportadas son continuamente puestas en peligro con estas prácticas.
Según testimonios, el transporte se realiza en condiciones muy duras y violentas, por ejemplo desde los centros de detención de las ciudades del norte de Argelia, como Orán o Argel, hasta Tamanrasset, en el sur, en autobuses escoltados por la policía nacional.
“Desde Tamanrasset hasta el Punto Cero, en la frontera con Níger, las personas son cargadas en camiones donde tienen que permanecer en la parte trasera del camión durante horas, apretujadas unas contra otras, sin posibilidad de sentarse correctamente, con muy pocos descansos, con insuficientes suministros de comida y agua, y sin posibilidad de ir al baño. La violencia por parte de las fuerzas de seguridad es habitual en los centros de detención y también durante el transporte.” [Fuente: AP Sahara]
Durante los meses de agosto y septiembre de 2022, al menos 4.747 personas fueron deportadas de Argelia a Níger, según el equipo de alerta de AP Sahara en Assamaka. El número de personas deportadas desde principios de 2022 asciende al menos a 17.105 personas
Frente a la represión y la violencia, las personas en movimiento se organizan y resisten. Es importante informar sobre el movimiento de protesta que estalló a finales de agosto en los campos de migrantes de la OIM de Agadez y Arlit, en Níger (OIM: Organización Internacional para las Migraciones). Esto ha sido bien documentado por camaradas de AP Sahara. Además de denunciar sus terribles condiciones de vida en los campamentos, les manifestantes protestaban en gran medida contra los llamados programas de retorno “voluntario” de la OIM desde Argelia. Explicaron que la organización había dejado, al menos en parte, de transportar a personas en autobús de vuelta a sus países de origen, especialmente Mali. También se denunció la desigualdad de trato de grupos de distintos orígenes en la organización del transporte de retorno. Además, al parecer el pago de fondos para los llamados “retornos voluntarios” tras la llegada a los países de origen no está funcionando como se había prometido. Para más detalles sobre estas protestas, véase el artículo de Alarm Phone Sahara.
Manifestación de migrantes en el campamento de la OIM en Agadez, 28 de agosto de 2022 Fuente : AP Sahara
El 19 de septiembre un grupo de más de 100 personas migrantes senegalesas del campamento de la OIM en Agadez marcharon de Agadez a Niamey por la carretera Agadez-Tahoua. Protestaban contra la gestión de su situación por parte de la OIM y exigían su regreso a Senegal tras meses de retraso y bloqueo en los campamentos.
Source: AlarmPhone Sahara
5.3 Trabajo migrante en Argelia
Argelia es conocida desde 2016 como un lugar estratégico para personas trabajadoras africanas negras procedentes de África Central y Occidental (Camerún, Nigeria, Mali, Guinea-Conakry, Senegal). Tradicionalmente, Argelia era un país de tránsito para estas poblaciones en su camino hacia Europa. En la última década, el país se ha convertido en destino de personas procedentes de los países vecinos en busca de mejores salarios.
Las estimaciones apuntan a que entre 150.000 y 225.000 personas africanas negras vivían en el país en 2017, según la OIM. Es notable que a partir de 2016/2017, la mano de obra migrante se convirtió en un tema crucial para las autoridades públicas y se pueden encontrar muchos artículos e informes de ONGs en la prensa de este período. Esto se explica por la tensión entre la necesidad económica argelina de mano de obra barata y la política xenófoba de detención y deportación de personas africanas negras, que adquirió una dimensión sistemática desde esos años.
Según nuestro camarada y militante Fouad Hassam, de la Liga Argelina de Defensa de los Derechos Humanos (LAADH) Orán:
” La inmensa mayoría de las personas migrantes subsaharianas proceden de Guinea-Conakry, Malí y Camerún. La presencia de trabajadores migrantes es relativamente baja en comparación con 2018, el año de las grandes redadas. Las interminables redadas y operaciones de deportación no han cesado durante el periodo de 2019 a 2021, incluido el periodo de la pandemia de coronavirus. Así, aunque estas deportaciones han disminuido en número y escala, siguen siendo el principal temor de las personas migrantes subsaharianas en el país. “
En un artículo de Jeune Afrique de 2016, Abdelmoumen Khelil, secretario general de LAADH, resume:
” En ocasiones, las autoridades han reconocido que [los trabajadores inmigrantes] eran necesarios para el desarrollo de la economía para cubrir la falta de mano de obra en las obras públicas y la agricultura. Esta mano de obra ha beneficiado a las ciudades del interior y del Sáhara, y esto es algo que no se reconoce políticamente. “
De hecho, las personas negras africanas se han convertido en una mano de obra importante en Argelia (véase el mismo artículo). En algunos casos, se han expedido permisos de trabajo ocasionales, en regiones como Orán y Ouargla, se han celebrado acuerdos informales entre las empresas y los funcionarios locales para dejar trabajar a los jornaleros inmigrantes.
Desde que Argelia se ha convertido en país de tránsito y posteriormente de destino para muchas personas procedentes de países subsaharianos, miembros de estas comunidades han sufrido fuertes represiones, seguimientos, detenciones y deportaciones. En nuestros informes hemos documentado repetidamente estas políticas racistas. En la región de Argel, las detenciones se realizan en la calle, en los domicilios y en los lugares de trabajo, informa la periodista Leila Beratto en este reportaje radiofónico. Los trabajadores extranjeros no tienen derecho a la cobertura de la seguridad social. Sin embargo, Argelia ratificó en 2004 la Convención Internacional sobre la Protección de los Derechos de Todos los Trabajadores Migrantes. La ley 08-11 de 25 de junio de 2008 precisa que “un extranjero que desee residir en Argelia para ejercer una actividad asalariada sólo podrá recibir una tarjeta de residencia si es titular de un permiso de trabajo, de una autorización temporal de trabajo o de una declaración de empleo de trabajador extranjero”.
La ley de 2008 tipifica como delito la “estancia irregular en territorio argelino”, con el riesgo, en caso de condena, de una pena de prisión de hasta cinco años y una multa, provocando que las migrantes sean más vulnerables a los abusos. No pueden presentar una denuncia cuando sufren abusos en el trabajo, violencia o agresiones sin arriesgarse a ser procesadas por “inmigración ilegal”. Además, Argelia carece de un marco adecuado para el derecho de asilo, aunque el Estado ha ratificado la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951. La Constitución se modificó en 2016, pero posteriormente no se promulgó ninguna ley. En general, la inacción del sistema legislativo y administrativo ha demostrado la falta de voluntad política para mejorar la situación de los nacionales no argelinos, lo que se traduce en un acceso aún más difícil al trabajo legal para ellos.
Según contactos locales, los hombres negros africanos trabajan principalmente en la agricultura y la construcción . Las mujeres suelen ganar dinero como empleadas domésticas, limpiadoras de casas o trabajadoras del sexo (en este caso, las mujeres sufren una explotación específica, sin apenas acceso a la atención sanitaria y a los derechos). También encuentran formas de ganarse la vida dentro de la comunidad, como explica este artículo del diario francés Le Monde: “Para las mujeres, el trabajo dentro de la comunidad migrante se ha convertido en la norma: cocinar platos tradicionales que venden por 200 dinares a otros emigrantes, peluquería y reventa de productos tradicionales comprados en su país de origen, como lociones despigmentantes o ropa interior”.
Los hombres negros africanos suelen trabajar en la construcción. Cabe señalar que las duras condiciones de trabajo son recreadas por empresas multinacionales con sede en el país que se benefician de la falta de protección laboral y de la discriminación de las personas en movimiento. Por ejemplo, un hombre guineano explica que trabajó durante varios años para empresas no argelinas: primero una empresa española que subcontrataba parte de sus actividades en Argelia, luego una empresa china. Afirma que, a pesar de las pésimas condiciones de trabajo en las que trabajaban él y sus compañeros (las compara con la esclavitud), las autoridades argelinas nunca les protegieron. Su único interés, dice, es el mismo que el de las empresas: “ganar dinero”.
En 2017, el gobierno argelino permitió una regularización parcial de las personas que se encontraban en el país sin papeles pero, por otro lado, ha seguido deportando masivamente a subsaharianas al desierto de Níger. La política de persecución hacia trabajadores migrantes acentúa su vulnerabilidad en la sociedad argelina.
6 Naufragios y personas desaparecidas
Durante el periodo que abarca este informe (de julio a noviembre de 2022), Alarm Phone ha presenciado siete casos de peligro grave en el Mediterráneo occidental y el Atlántico. Muchas personas murieron porque la asistencia llegó tarde. Contamos más de 130 muertes y alrededor de 400 personas desaparecidas en estos cuatro meses, siendo conscientes de que el número de casos no documentados es mucho mayor.
Naufragio cerca de Dajla de un cayuco que había partido de Senegal a mediados de julio. Fuente: AP Dakar
Queremos conmemorar y no olvidar a todas las personas que mueren de forma silenciosa e invisible a causa de la explotación neocolonial de la mano de obra migrante en las plantaciones, invernaderos y fábricas.
El 8 de julio, Alarm Phone es contactada por una embarcación en peligro que zarpó de Akhfenir (Marruecos) con 71 personas a bordo. Un día después, el centro de coordinación marítima MRCC de Rabat confirma que la embarcación ha sido encontrada y devuelta a Marruecos. Las personas estuvieron dos días en el mar y para dos de ellas, el rescate llegó demasiado tarde, ya se habían ahogado.
El 14 de julio, dos embarcaciones son rescatadas a unos 90 kilómetros al suroeste de Lanzarote, con un total de 78 personas a bordo. En una de las embarcaciones se encuentran muertas una mujer y una niña, según informa el Centro Coordinador de Emergencias y Seguridad de Canarias.
El 16 de julio, un cadáver con un traje de neopreno aparece flotando a pocos metros de la orilla de la playa de La Almadraba, Alicante, España. Se presupone que se trata de un joven de origen marroquí que intentaba alcanzar a nado la costa española.
El 20 de julio, Alarm Phone recibe la llamada de una embarcación en peligro urgente con 29 personas a bordo que había partido de Tan-Tan, Marruecos. Las autoridades fueron informadas inmediatamente, pero el rescate se retrasa. Cuando por fin llegan, cuatro personas han desaparecido.
El 20 de julio, se encuentra un cuerpo sin vida (de nuevo, con un traje de neopreno) en las inmediaciones de la antigua cárcel de mujeres de la colonia española de Ceuta. El cadáver ha sido identificado como de origen marroquí.
El 21 de julio, Kamal es asesinado por la marina Argelina. Había emigrado a España, pero quería regresar a Argelia para visitar la tumba de su madre, recientemente fallecida. Le dispararon en las playas de Orán (Argelia).
El 26 de julio se produce un naufragio entre Tan-Tan y Tarfaya, Marruecos. Familiares informan a Alarm Phone de que 29 personas sobrevivieron y 19 murieron. Solo 16 cadáveres son encontrados. Según los supervivientes, había 55 personas a bordo, y no 48 como se informó inicialmente, lo que significaría que faltan entre 3 y 10 personas.
El 27 de julio se produce un naufragio en aguas internacionales. El barco con 14 personas a bordo había zarpado dos días antes de Mostaganem (Argelia). Sólo se logra rescatar a dos personas, 12 permanecen desaparecidas.
El 4 de agosto, una persona muere a bordo de un barco militar mauritano tras interceptar una embarcación con más de 100 personas a bordo. Las personas son trasladadas a la ciudad costera de Nouadhibou, en Mauritania.
El 9 de agosto, seis personas se ahogan frente a la costa argelina. Seis personas sobreviven y varias siguen desaparecidas.
El 10 de agosto, una embarcación con 63 personas a bordo es interceptada cuando se dirigía a las Islas Canarias. Según las autoridades de salvamento, un hombre es encontrado sin vida.
El 13 de agosto, tres personas son encontradas muertas en una embarcación con 45 personas que fue rescatada cerca de Fuerteventura, España.
El 16 de agosto, según informan familiares a Alarm Phone, se produce un naufragio con 54 personas frente a la costa de Tarfaya, Marruecos. El MRCC de Rabat no responde a las llamadas solicitando confirmación y detalles sobre el naufragio.
El 18 de agosto, cuatro compañeros de lucha por la causa de los migrantes y los derechos humanos mueren en un accidente de tráfico cerca de Diffa, en el sureste de Níger: Éric Alain Kamden, Moustapha Moussa Tchangari, Dan Karami y Djibril Diado Amadou.
El 19 de agosto, familiares y amigues denuncian a Alarm Phone la desaparición de un barco con al menos 62 personas a bordo. El barco zarpó de Tan-Tan, Marruecos, hacia las Islas Canarias el 10 de agosto. Salvamento Marítimo informa de que no los han encontrado.
El 21 de agosto, cinco personas mueren al volcar un bote inflable con 56 personas a bordo en la zona de Lamsid, 60 km al norte de la provincia de Bojador. Según fuentes de medios digitales, 13 personas siguen desaparecidas. El naufragio se produjo cerca de la costa debido a las malas condiciones meteorológicas: las olas superaban los dos metros de altura y alcanzaban los 50 kilómetros por hora.
El 22 de agosto, se encuentran dos cadáveres en la playa de la colonia española de Melilla.
El 25 de agosto, una página web senegalesa nos informa de la desaparición de una embarcación con más de 100 personas que partió de Rufisque (Senegal) en julio. Desde entonces no hay rastro de la embarcación ni de sus pasajeres.
El 27 de agosto, un hombre es rescatado en Xàbia (España) y probablemente sea el único superviviente. Informa de que la embarcación con 16 personas a bordo procedente de Argelia había volcado. Hasta el momento se han encontrado ocho cuerpos sin vida a lo largo de la costa sur de Alicante, España.
El 27 de agosto, la Guardia Civil encuentra el cadáver de una mujer marroquí de 25 años en el maletero de un coche en el puerto de Algeciras, España en un intento de entrar al territorio español de manera irregular.
El 28 de agosto naufraga una embarcación con 14 personas a bordo. Había zarpado de Chlef (Argelia) rumbo a la península española al menos ocho días antes. Sólo una persona es rescatada, varios cadáveres son recuperados y algunas personas siguen desaparecidas.
El 30 de agosto se encuentran tres cadáveres cerca de la costa de Alicante, España. Las investigaciones apuntan a que viajaban en una embarcación que zarpó de Orán 10 días antes con 14 personas, solo una sobrevivió. Otros siete cadáveres son recuperados en la costa sureste de España. Se desconoce si son consecuencia de la misma tragedia.
El 4 de septiembre, Alarm Phone recibe la llamada de una embarcación con 54 personas que partió de Tan-Tan, Marruecos, que se encuentra en grave peligro. Cuando llega la Marina Marroquí, dos personas habían muerto. Las supervivientes son llevadas de vuelta a Marruecos.
El 7 de septiembre, se encuentra un cadáver cerca de Chefchaouen, Marruecos. Se sospecha que la persona murió mientras intentaba llegar a la UE por mar.
El 10 de septiembre, un cadáver es encontrado en el agua frente a la costa de la colonia española de Melilla. El cadáver es identificado como el de un joven de origen Maghrebí. Se supone que se ahogó en su intento de llegar a la ciudad Española.
El 12 de septiembre, 52 personas intentan salir en barco hacia las Islas Canarias desde Akhfenir (Marruecos). La policía las visualiza intentando partir y les abre fuego. Una joven es asesinada y dos hombres resultan heridos. Otros dos son atropellados por un coche. Aquellas que no resultaron heridas son detenidas y enviadas a la frontera con Argelia, a Oujda o al desierto.
El 12 de septiembre, se recupera un cadáver a dos millas de la costa de Roquetas, Almería, España.
El 14 de septiembre, un cadáver es encontrado frente a la costa de Ceuta.
El 16 de septiembre, se recupera un cadáver frente a la playa de la Ribera, Ceuta.
El 18 de septiembre, los restos de una persona fueron arrastrados hasta la orilla de Lamsid, a 60 km al norte de Bojador, Sáhara Occidental. Dos días antes, pescadores habían recuperado el cadáver de un joven frente a las costas de El Aaiún, Marruecos.
El 25 de septiembre, un barco naufraga frente a las costas de Murcia, España. En los días siguientes se encuentran tres supervivientes, pero al menos tres personas siguen desaparecidas.
El 1 de octubre, un buque mercante encuentra un bote inflable con un superviviente y cuatro cadáveres a 278 kilómetros al sur de Gran Canaria, España. Según el superviviente, su embarcación había zarpado con 34 personas 9 días antes.
El 3 de octubre, se encuentra un cadáver flotando en las aguas de Cartagena, España. Según los medios de comunicación, se trata de una persona procedente del Norte de África que había intentado llegar a España.
El 5 de octubre, se constata la muerte de al menos 18 personas en un naufragio en aguas territoriales argelinas. El barco partió de Orán (Argelia) el 2 de octubre. Sólo un joven sobrevive al naufragio.
El 08 de octubre perdemos la esperanza de encontrar dos embarcaciones con cerca de 100 personas desaparecidas en la ruta Atlántica. Llevan desaparecidas unas dos semanas en condiciones meteorológicas terribles. Las autoridades españolas tampoco tienen información sobre estas personas.
El 11 de octubre, una embarcación con 56 personas a bordo es rescatada cuando se dirigía a las Islas Canarias. Una mujer es encontrada muerta.
El 11 de octubre, un cuerpo es encontrado en la orilla de la zona de Tamaya, a unos 28 km al norte de la ciudad de Dajla, Sáhara Occidental. La persona probablemente murió intentando llegar a las Islas Canarias, España.
El 13 de octubre, Alarm Phone recibe la alerta de una embarcación con 56 personas en peligro. Debido al retraso de la operación de rescate, sólo sobreviven 30 personas.
El 20 de octubre, 21 personas en dos embarcaciones son rescatadas en el mar de Alborán. Se encuentra el cadáver de una persona flotando en el agua.
El 22 de octubre, Faouzia Baccouche muere tras recibir un disparo de la marina Argelina durante la interceptación de una lancha neumática con 13 personas a bordo en la zona de Ain el-Turk, cerca de Orán, Argelia. La AMDH de Nador afirma que dispararon a la mujer cuando las personas que iban en la embarcación se negaron a acatar las instrucciones de las autoridades Argelinas durante la interceptación.
El 31 de octubre, dos personas mueren antes de llegar a la costa de Almería, España. Las personas probablemente fueron forzadas violentamente a saltar de la embarcación y ahogarse. Otra persona resulta gravemente herida y es trasladada al hospital.