Se han ido haciendo cada día más fuertes y más visibles a lo largo de los últimos meses: las increíbles luchas sociales y políticas de refugiadas y migrantes por la libertad de movimiento. Cruzar el Mediterráneo en pequeñas embarcaciones hacinadas es uno de los aspectos más peligrosos de las rutas migratorias hacia la Unión Europea, donde los gobiernos mantienen cerradas y valladas las vías seguras y legales.
En especial desde el pasado mes de abril, nuestro Teléfono de Alarma recibe cada día llamadas de personas en peligro en el mar, o de sus familiares, comunidades o amistades. Intentamos asegurarnos de que sus llamadas sean escuchadas y de que las operaciones de rescate sean puestas en marcha rápidamente. En el Mediterráneo Central y Occidental, así como en el mar Egeo, hemos tomado parte en centenares de situaciones de emergencia y también hemos documentado graves violaciones de los derechos humanos.
El pasado 11 de octubre de 2015, el Teléfono de Alarma cumplía un año. Elegimos conscientemente esta fecha para lanzar nuestro proyecto, al ser el aniversario del naufragio que en 2013 causó la muerte a más de 200 personas. Aunque se conocía la precaria situación de la embarcación, las autoridades maltesas e italianas fueron reticentes a responder con rapidez a una emergencia de más de 400 personas en el Mediterráneo Central. Un año más tarde comenzamos a operar en el llamado Teléfono de Alarma, una línea telefónica de emergencia para personas en situación de peligro cuando intentan cruzar las fronteras marítimas. Ahí nos preguntamos: ¿Qué habría pasado si las personas de la embarcación hubieran podido hacer una segunda llamada a una línea de teléfono independiente, a través de la cuál un equipo de personas de la sociedad civil hubiera podido dar la voz de alarma y presionado inmediatamente a las autoridades para el rescate?
No quisimos seguir esperando sin hacer nada mientras más y más atrocidades tenían lugar ante nuestros ojos, y no quisimos conformarnos con únicamente condenar las autoridades responsables después de muertes masivas. Decidimos intervenir directamente en la zona de fronteras más mortífera del mundo y creamos una línea telefónica disponible 24/7, gestionada por una red transnacional de activistas y grupos migrantes distribuidos por ambos lados del Mediterráneo. Sin barcos a nuestra disposición no tenemos la capacidad de intervenir físicamente, pero ofrecemos apoyo y damos la voz de alarma cuando personas en riesgo inmediato no son rescatadas con rapidez, o incluso se ven atacadas y/o devueltas por las autoridades de las fronteras europeas.
A lo largo de este año nuestra red de activistas ha crecido y ahora somos más de 100 personas en varias ciudades y países. Hemos conseguido el apoyo de muchas comunidades migrantes, de personas individuales de la sociedad civil, así como de activistas y organizaciones de los derechos humanos. También cooperamos ahora con varios colectivos activistas que apoyan a personas en movimiento hacia y a través de Europa. Queremos daros las gracias a todas, porque hemos aprendido muchísimo implicándonos con vosotras. En particular, deseamos agradecer el trabajo de nuestros jóvenes amigos sirios que cada noche apoyan valientemente a los viajeros en barco y que nos informan cada vez que hay situaciones de peligro.
Cuando lanzamos el Teléfono de Alarma no podíamos imaginarnos hasta qué punto la situación en las fronteras marítimas en Europa se volvería dramática en el 2015, con más de medio millón de personas habiéndolas cruzado a finales de septiembre y, una vez más, con más de 3000 personas desaparecidas, ahogadas y muertas.
En abril, en una única semana, murieron más de 1.200 personas en naufragios en el Mediterráneo Central, a lo largo de las costas libias. Estas muertes son la consecuencia directa de la no-voluntad europea de crear una operación de rescate adecuada y a larga escala. Después de esto, la UE no ha introducido ninguna medida para impedir las muertes, por el contrario, se ha dedicado a extender sus políticas disuasorias lanzando la campaña militar “anti-traficantes” EUNAVFOR MED y a triplicar el presupuesto para la operación Tritón de Frontex, la agencia europea de control fronterizo. Diversas embarcaciones civiles humanitarias de rescate, como la de MSF, MOAS o Sea-Watch, han intentado llenar el vacío, salvando así miles de vidas.
En los meses de verano, cada vez más personas se ahogaron también en el mar Egeo, que se ha convertido en la ruta más frecuente hacia Europa. Aunque los estrechos entre Turquía y Grecia son pequeños, el mar, las corrientes y los fuertes vientos, pueden transformar las travesías en empresas increíblemente peligrosas. Y, para empeorar las cosas, más de una vez hemos sido testigos de cómo unidades fronterizas enmascaradas atacan a embarcaciones de refugiados, amenazan a los pasajeros, roban los motores y, a veces, perforan los barcos. Sin embargo, miles de personas siguen llegando a diario a las pequeñas islas griegas y los viajes hacia sus destinos nunca ha sido tan rápidos como lo son hoy.
La ruta marítima entre Marruecos y España es la menos frecuentada pero también aquí se han producido decenas de muertes. A menudo la Marina Marroquí intercepta a la fuerza las embarcaciones y devuelve a los viajeros al lugar del que intentan escapar.
Hemos asistido a personas con necesidades urgentes en centenares de situaciones de emergencia. Con frecuencia somos capaces de localizar sus embarcaciones a través de coordenadas GPS, de obtener información sobre su situación de urgencia y de proporcionar apoyo psicológico, además de dar la voz de alarma a los servicios de rescate responsables y de presionar para que intervengan lo más rápido posible. Del mismo modo que nos enfrentamos a mucha desesperación y sufrimiento humano en los momentos de peligro en el mar, también hemos sido inspiradas incontables veces por la voluntad de seguir luchando, de superar el mar, y de moverse luego hacia los lugares deseados en toda Europa.
Este verano de migración no se ha terminado todavía, pero hemos sido testigos en los últimos meses de algo que ya es verdaderamente histórico. El movimiento de centenares de miles de personas ha provocado la mayor crisis hasta el momento del régimen fronterizo. Mientras las políticas europeas de disuasión tratan de convertir los trayectos en luchas por la vida o la muerte, estas personas ejercen simplemente su libertad de movimiento desobedeciendo y cruzando una frontera tras otra. Mientras los países intentan resucitar sus fronteras, posicionan fuerzas policiales y militares a lo largo de los mismas y construyen vallas con concertinas cada vez más altas, son incapaces de bloquear la movilidad humana. Estos viajeros son los miembros más recientes de Europa y ellos la cambiarán y transformarán para siempre. Miles de ciudadanos europeos les han acogido y han luchado en solidaridad con ellos, para un trayecto y llegada seguros, para sus derechos y alojamientos y en contra de la represión y las expulsiones.
El Teléfono de Alarma tiene ahora un año, y desearíamos poder decir que nuestro trabajo ya no es necesario porque existen vías seguras de entrada para aquellas que escapan por distintas razones. Aunque no es algo que vaya a ocurrir en un futuro cercano, y los regímenes fronterizos buscan nuevas vías para excluir de forma violenta a las personas en movimiento, prometemos seguir luchando. Nos consideramos un movimiento por la justicia global, y con esta perspectiva hacemos el llamamiento “Ferris, no Frontex”, para la libertad de movimiento para todas, con vías seguras y legales hacia Europa y una cultura de bienvenida hacia las personas que llegan.
Nos gustaría dar gracias a todas las personas que han apoyado política y socialmente el Teléfono de Alarma durante este año, con sus firmas y donaciones. En particular,
- A los centenares de refugiados que nos llamaron desde embarcaciones: vuestra confianza y valentía han sido un regalo para nosotras. Es vuestra determinación la que nos anima y nos permite seguir luchando.
- Al padre Mussie Zerai; a todas las redes de activistas sirios; a Nawal Soufi y todo su equipo; al colectivo macedonio y a todos los que hacen un trabajo similar al nuestro y que nos inspiran con sus conocimientos y compromiso.
- A los valientes pescadores que han salvado a centenares de personas en peligro en las aguas turcas y griegas; a nuestros amigos de Sea-Watch; a la tripulación de Médicos Sin Fronteras y de MOAS.
- A todas las tripulaciones de los buques de carga que no dudaron en reaccionar rápidamente a las llamadas de SOS y ayudaron, incluso cuando no estaban ni equipadas ni entrenadas para llevar a cabo operaciones de rescate.
- A todos los miembros de los centros de operaciones de rescate de la guardia costera y a los que salieron al mar y lo dieron todo para rescatar a migrantes y refugiados en peligro y que, a diferencia de algunos de sus colegas, no estuvieron implicados en prácticas violentas e inhumanas, que incluyen la falta de rescate, las devoluciones, los ataques y las intercepciones.
También agradecemos a todas las amistades que compartieron con nosotras sus propias experiencias de cruzar el mar en embarcaciones: intercambiar con vosotras nos dio una mayor comprensión de la situación global. Y a todas las amistades incontables que escuchan a los miembros de los equipos de turnos cuando necesitan a alguien con quien hablar. En definitiva, gracias a todas las que lucháis a diario por la libertad de movimiento.
Por último, pero no por ello menos importante, siempre nos hace felices recibir donaciones para nuestro proyecto:
Cuenta para las donaciones:
Forschungsgesellschaft
Flucht & Migration
Sparkasse der Stadt Berlin
Kto.-Nr.: 61 00 24 264
BLZ: 100 500 00
IBAN: DE68 10050000 0610024264
BIC: BELADEBEXXX
Stichwort: WatchTheMed-AP
Contacto e información:
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