La ruta atlántica vuelve a ser noticia, con un fuerte aumento de las travesías en las últimas semanas: unas 4.000 personas llegaron a Canarias en septiembre y más de 6.000 en las dos primeras semanas de octubre. Pero el fenómeno de fondo ya se ha ido perfilando desde junio: hoy en día, la mayoría de los barcos de la ruta atlántica parten de Senegal. Durante el verano de 2023, dos tercios de los viajes en barco se realizaron en embarcaciones de pesca procedentes de Senegal (los llamados “cayucos”), y sólo un tercio de las salidas procedían de Marruecos y el Sáhara Occidental.
“Últimamente estamos reviviendo en Senegal una situación que nos recuerda al fenómeno ‘Barça ou Barsakh’ en 2006 – 2008 y en 2020/2021. El lema ‘Barça o Barsakh’, que significa ‘o llegas a Barcelona o mueres’, refleja la máxima desesperación de la gente que se desplaza”, explica Saliou Diouf, de Boza Fii, una organización senegalesa que lucha por la libertad de circulación.
La población senegalesa, especialmente la gente joven, se enfrentan a un dilema imposible: quedarse y morir lentamente en esa miseria, o marcharse con la esperanza de tener alguna oportunidad de una vida digna en Europa. A la profunda crisis económica (la quiebra de los medios de subsistencia por la sobrepesca en aguas senegalesas y las consecuencias del cambio climático) se suma la injusticia de la política europea de visados, prácticamente imposibles de obtener. La crisis política en Senegal hace que la situación sea catastrófica: muchxs manifestantes están siendo maltratadxs y encarceladxs arbitrariamente, e incluso ha habido muertxs. Esto está empujando a la juventud a abandonar el país, utilizando incluso los medios de transporte más arriesgados. Expresamos nuestra indignación por esta situación y nuestro dolor por los cientos de personas que han muerto en el mar este verano.
Sin embargo, las autoridades senegalesas no se comprometen en absoluto a apoyar a la población, sino que reproducen la retórica europea contra la migración, que pretende criminalizar y reprimir la libertad de circulación. El gobierno senegalés ha creado un organismo llamado CILEC (Comité Interministerial de Lucha contra la Migración Ilegal), formado en gran parte por altos mandos del ejército senegalés. El 27 de julio, el gobierno adoptó el plan de acción SNLMI (Estrategia Nacional de Lucha contra la Migración Irregular en Senegal), que consiste en perseguir a quiénes llaman traficantes, y acusarles de trata de personas. El 4 de agosto de 2023, representantes de la Unión Europea y del gobierno senegalés inauguraron un gran edificio que albergará la DPAF (División de Policía Aérea y Fronteriza). Todas estas medidas se toman en medio de una crisis política en el país: es una vergüenza y una falta de respeto a la población.
En los últimos meses se han producido una serie de actos de represión que muestran cómo el gobierno senegalés pretende intimidar a toda la población, y especialmente a la migrante. Las autoridades recurren al ejército, la gendarmería y la policía para sofocar cualquier situación que pueda suscitar polémica en el país, como ilustra la siguiente lista:
- El 10 de julio, 101 personas partieron de Fass Boye, en Thies. Más de un mes después, se encontraron 38 supervivientes a 275 km de Cabo Verde, pero sólo se recuperaron 7 cadáveres. Cuando el gobierno senegalés decidió repatriar sólo a lxs supervivientes y dejar a los muertos en Cabo Verde, los habitantes de Fass Boye se manifestaron en contra de esta decisión. Tras las manifestaciones, la gendarmería volvió a las 3 de la madrugada para entrar en las casas, atrapar a lxs manifestantes, golpearlos y llevarlos a comisaría.
- La noche del 9 al 10 de agosto, en la playa de Diokoul Kaw, en el barrio de Rufisque de Dakar, un centenar de jóvenes senegalesxs se preparaban para partir hacia las Islas Canarias. El grupo esperaba el pesquero en el paseo marítimo hacia las 2 de la madrugada. La policía senegalesa descubrió al grupo y, tras disparar al aire para dispersar a la multitud, un agente de la gendarmería abrió fuego contra la muchedumbre cuando estaban regresando a las casas. Desgraciadamente, un joven fue alcanzado por detrás por una bala y murió en el acto. Hasta ahora no se han tomado más medidas sobre este caso.
- Un grupo de 184 personas salió de Senegal el 20 de agosto y fue interceptado por la Guardia Civil española en aguas mauritanas, que llevó a cabo una operación de expulsión. El grupo fue entregado a la marina senegalesa el 30 de agosto y sometido a numerosos abusos por parte de funcionarios españoles y senegaleses. Además, 8 personas están siendo investigadas por la División Nacional de Lucha contra el Tráfico de Personas (DNLT) y procesadas por asociación ilícita, complicidad en el tráfico de migrantes y por poner en peligro la vida de otras personas.
- El 18 de septiembre, en Cayar, en la región de Thiès, la gendarmería detuvo a un grupo de personas que se embarcaban hacia las Islas Canarias cuando estaban a punto de partir. Pero la detención acabó en enfrentamientos entre los gendarmes y la población local. Como de costumbre, los gendarmes volvieron más tarde por la noche para entrar en los domicilios de las personas, detenerlas, golpearlas y llevarlas a comisaría.
Estos ejemplos demuestran que la estrategia del gobierno consiste en sembrar el miedo utilizando la violencia para intimidar y disuadir a la población de marcharse. Denunciamos esta política por injusta, violenta, bárbara y autoritaria.
Nos indigna la mediocridad de nuestros gobiernos, pero seguimos viendo morir en el mar a nuestros hermanos y hermanas. En estos días, las salidas de Senegal ocupan las portadas de los medios de comunicación internacionales, pero los problemas se remontan a décadas, si no siglos: tienen su origen en la explotación capitalista de nuestros recursos, en las políticas neocoloniales y asesinas de la Unión Europea y en la incompetencia de nuestros gobiernos.